El otro eres tú.
No hay dualidad.
No hay dos.
Hay un solo Ser.

Por lo tanto, tal como veas y trates a tu hermano, así te estarás tratando tú.

En él, te condenas y en él te salvas.
El juicio que le haces, es el juicio que vas a vivir.

El único poder que tenemos *es el de elegir*. Tu elijes por lo tanto si mal-dices o bien-dices.

Siempre recoges lo que siembras.
Recuerda esto:
*no hay nada ajeno a ti*.

TRABÁJATE Y TU ENTORNO CAMBIARÁ.

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